Especial Juegos Olímpicos: Judo, la fuerza del pie en las tres dimensiones

La pasión de la cultura brasileña por el deporte, unido al gran desempeño de los cariocas en esta especialidad, aseguran un espectáculo maravilloso y de los más atractivos.

Agarres, giros, tracciones y proyecciones son los movimientos más característicos del judo, que necesita de los pies como punto de apoyo para poder ejercer fuerza contra el adversario. Para ese constructo los japoneses, padres del judo, acuñaron el término ‘Chikara-No-Oyo’ que viene a significar algo así como “uso de la fuerza en el propio beneficio”, consiguiendo proyectar al oponente para la consecución de la victoria.

El uso de los pies  en las tres dimensiones del espacio es un determinante clave del rendimiento. Saber usar todas las direccionalidades mediante el dominio de las técnicas del judo hará que se aumenten los ‘Tokui Waza’ -una de las proyecciones más practicadas por los yudocas-, en todos los planos del movimiento, enriqueciendo el vocabulario motriz del atleta. Quien lleve la dirección del ataque sufrirá menos en el combate.

Este deporte se practica descalzo sobre una superficie ligeramente acolchada, por lo que los pies también se encuentran expuestos a contusiones, rozaduras, distensiones y esguinces.

La acción muscular de los estabilizadores de tobillo y la musculatura extrínseca del pie, cuando estamos descalzos, juegan un rol fundamental en las actividades deportivas, que implican movimientos de rotación, pivote o balanceo.

El trabajo de fortalecimiento de músculos como el tibial posterior, que nos eleva y hace que nos pongamos de puntillas, con la sinergia del sóleo y los gastrocnemios, van a beneficiar al pie en el judo.

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