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Entrevista a Javier Hernández: “Mis pies han sido mis manos a tiempo parcial”



Javier Hernández Aguiran (Zaragoza, 1979) nació sin brazos y con una dismetría en las piernas. Periodista de formación y en ejercicio durante años en medios deportivos, su trayectoria vital es un sorprendente camino de nuevos retos, fiel a su frase: “tenemos que tratar de luchar por lograr la mejor versión de nosotros mismos”, experiencias de las que habló para los trabajadores de Podoactiva en el reciente VI Congreso Nacional.

Participó en natación en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, es autor de ‘El Hueso hasta la médula’, biografía oficial del es futbolista Luciano Galletti e impulsor de la Asociación de los Pies a la Cabeza.

Periodista deportivo, nadador paralímpico, se sacó el carné de conducir con los pies…, ¿Por qué tantos retos y autoexigencia?

Siempre he tratado de llenar mi vida de vida y, en algunas ocasiones, como las que cita en la pregunta, ha podido trascender más por hacerse público. Por ejemplo, soy la tercera persona en Europa que obtiene el permiso oficial de conducir, haciéndolo con los pies. Pero el ánimo siempre es privado, conmigo mismo: probarme ante un escenario nuevo y ahí confirmar si soy o no capaz. El libro es una biografía que alude al viaje desde el impacto que pueden generar mis habilidosos pies a los automatismos culturales y sociales que habitan en la cabeza de todos y que nos debemos revisar.

Sus pies le han llevado lejos, han sido su herramienta de trabajo y se puede decir que su vía directa física de contacto con el mundo.

Mis pies se han desdoblado en agentes dobles, por necesidades del guion. Conservan su misión universal de conectarnos con la tierra y desplazarnos por ella, convirtiéndose en manos a tiempo parcial ante la ausencia de ellas.

Tiene 220 pulsaciones por minuto con los dedos de los pies en cualquier teclado. ¿Cómo fue el momento en que tuvo que enfrentarse a trabajar con el ordenador en el suelo?

En la primera semana de universidad en Barcelona, en septiembre de 1997, a la que accedí por nota de corte pese a tener reconocido un 90% de discapacidad por la Seguridad Social. Ahí, un profesor nos dijo que íbamos a tener que presentar todas las prácticas y trabajos a máquina. Hablamos de hace ya 20 años, cuando los ordenadores e Internet estaban muchísimo menos presentes en nuestro día a día.

¿Se preparó de alguna manera especial?

Lo cierto es que no. Esa misma tarde a la que aludo, me bajé un teclado cualquiera de ordenador al suelo y traté de escribir palabras sueltas y hasta alguna frase. Como sucede con casi todo en la vida, desde que intentas gatear siendo un bebé, al principio resultó todo muy esforzado y derivó en una habilidad miles de días más tarde.

Comenzó a nadar con casi 30 años y a los 33 participó en los Juegos Paralímpicos de Londres. ¿Qué le motivó?

La propia vida. No terminar de hacerte mayor y quedarte con la duda de no haberlo intentado. Creo que en esa satisfacción y tranquilidad interior reside buena parte del sentido filosófico de todo. No sólo me clasifiqué para Londres 2012, sino que entré en una final y gané un diploma por ello. Nadie en el mundo lo ha logrado así.

De pequeño pasó un capítulo duro cuando intentaron corregirle la dismetría con operaciones que resultaron fallidas, e incluso llegó a llevar prótesis.

Hasta los 10-11 años me operaron varias veces, con resultados diversos. Alterné prótesis eléctricas y estáticas para escribir con ellas o con los pies, hasta que me decanté por no llevar ninguna.

Más de 15.000 personas han asistido a sus charlas motivacionales, en esencia, ¿qué quiere transmitir?

Sí, hemos realizado 97 acciones en cuatro años. Les invito a entrar en la web www.delospiesalacabeza.org para captar aún mejor la esencia.

¿Por qué la Asociación de los Pies a la cabeza?

Nace del impulso de nuestra filosofía y conferencia, con el ánimo de desarrollar una serie de acciones que le den aún más visibilidad y que nos permitan incidir lo más posible en el ámbito social.

¿El próximo reto en mente?

Habrá nuevos retos, pero están sobrevalorados. El mayor reto al que todos nos enfrentamos es llenar de vida y de felicidad nuestro día a día. De los pies a la cabeza.

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